Consuelo Rodríguez, conserva el diploma firmado para ella por Vladimir Putin; es una certificación en la que consta que le fue concedida por el Gobierno ruso la medalla Alexandr Puskin, por su trabajo en el programa de difusión de lengua rusa para niños.
Por instantes las altas habitaciones del Instituto son morada de tiempos estancados. En contracorriente, Miguel Ángel Gil, se sienta al frente del piano. El concertista colombiano interpreta de memoria: Tocata y Fuga de Bach. Se despliega desde el teclado ese arpegio imponente que durante diez minutos se posesiona del ámbito en un concierto solitario y envolvente. Para Miguel Ángel Gil y su hermano Felipe, quienes se beneficiaron de becas de estudio en la Unión Soviética y fueron acogidos en Instituto Mussorgsky de Ekaterimburgo, en donde hicieron sus estudios superiores en música, hacer sonar aquellos pianos significa una forma de memoria testamentaria.
El intérprete bogotano recuerda sus novatadas en Rusia, sus caminatas inseguras en las que resbalaba sobre las gruesas capas de hielo invernal de las calles moscovitas. Lo dice en ruso, luego lo explica en castellano. Vuelve a las notas que se despachan desde el piano que regaló el gobierno soviético. En total llegaron tres pianos en la época de Leonid Breznev signados por el programa de Amistad de los Pueblos.
Consuelo Rodríguez, quiere hablar de León Tolstoy y de lo que representa su obra como pacifista. Quiere expresarse sobre la cultura como valor eterno. Son las 4:00 p.m, no ha almorzado, mientras busca una empanada habla: «Ojalá que este conflicto se acabe pronto».
«Desde que empezó la guerra en Ucrania, mucha gente ha dejado de venir». Dice Miguel, el maestro pianista. Él siente que el interés en universidades y colegios por los asuntos culturales de Rusia ha descendido, Consuelo tiene otra visión sustentada en su persistencia.
La administradora hace un extenso inventario de las realizaciones durante la pandemia Covid 19. Ella no se arredra, «aquí somos optimistas». Cita con orgullo los conciertos con Universidad Sergio Arboleda, dirigidos por Felipe Gil, habla de cómo se hicieron las clases virtuales de ruso y de arte dramático.
La directora pega un afiche en la puerta. Anuncia la presentación de una joven violinista Mariana Atria, quien a los 17 años ha actúado en el Scala de Milán. El precio de entrada es de cinco mil pesos. La artista tendrá la oportunidad de mostrar las audacias armónicas de Brahms, Stravinsky, Wieniavsky y Paganini.
Rusas y ucranianas: compañeras de trabajo ... |
En el patio del Instituto Cultural Leon Tolstoi está una mesa larga, cubierta con mantel rojo. Desde el mueble tantas veces hizo presencia Gilberto Vieira líder perpetuo del partido comunista colombiano. La mesa es recuerdo de vivencias del género discursivo leninista y de las proclamas de la revolución bolchevique.
Ha sido un trabajo de doble vía con la embajada de la Federación Rusa, con lo que se ha facilitado el viaje de centenares de nacionales que han ido a estudiar música y medicina. De igual forma llegan profesores rusos a Bogotá, «Con nosotros está Irina. Tenemos a una profesora rusa-ucraniana. Somos hermanos. Rusos y Ucranianos son eslavos, tienen el mismo origen. Este es un enfrentamiento fratricida», dice la directora del Istituto.
La foto de Stalin en facsímil de periódico en un muro, es el recuerdo del final de la segunda Guerra Mundial que en Rusia se llamó «La gran Guerra Patria». Al fondo de la casa, en lo que antes fue un solar, se construyó la sala de teatro con capacidad para ciento cincuenta personas. Dos actores ensayan.
Consuelo Rodríguez, toma nota y explica con jovialidad a los interesados sobre la convocatoria para becas en todas las carreras; pregrado, posgrados, maestrías y doctorados abiertos colombianos que deseen ir a estudiar Federación de Rusia... Es noche en Colombia. En Ucrania: Luganks, Donetsk, Mariupul, están bajo asedio... |
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