Cultivos In Vitro

Inés Mataix lidera desde hace once años la propagación In Vitro de plantas...

La propagación en cultivo In Vitro que despliega en su empresa consiste en la reproducción masiva de material vegetal del que «puede hacerse miles, decenas de miles o centenas de miles, de plantas libres de patologías o bacterias y todas genéticamente idénticas a la planta madre», según lo explica la ingeniera agrónoma.

Trabajadoras de campo y profesionales de distintas ciencias están centradas en el cultivo de especies frutales: almendros, melocotones, albaricoques y cerezos. La técnica es posible aplicarla en todas las variedades vegetales: «También con portainjerto de pistachero y de granada, pero por supuesto podemos propagar a la carta a necesidad de cualquier agricultor o viverista».

Ese laboreo en serie garantiza al cultivador fruteros saludables, y sobre todo, la seguridad de tener en España, fuentes propias de insumos vegetales. En dos frentes de trabajo, producción y comercialización, se ocuapa a 120 personas en temporada baja. Desde la tecnología biológica se abre la nueva posibilidad de seguridad alimentaria.

En Invisa que es el centro empresarial In Vitro, labora una especie de matriarcado en donde se desempeñan 30 mujeres y 5 hombres, en un callado frenesí. Ellas mueven el verde dominante en un mundo inmaculado y sin gérmenes. Ellas dispondrán la ciencia para los tallos que saldrán a Viveros Nurfruits, en donde serán atendidos por 63 personas: 44 hombres y 19 mujeres. Aunque en temporada alta el vivero puede ocupar a 200 trabajadores. Así se está remodelando el mundo de la agricultura.

El trabajo vegetal In Vitro tiene entre sus fundamentos garantizar el consumo seguro. Unos cortes de las especies de dos o tres milimetros, tras un delicado y extenso proceso son llevados a macetas biodegradables. «Son plantas muy jóvenes que nos adentran en un microclima que nos recuerda la primavera; y hay humedad, y hay temperatura elevada y hay olor a tierra mojada», dice Inés Mataix.

Los investigadores, como editores de genética obtienen un renovado material vegetal resistente a virus, bacterias o patógenos. Luego, aquellos orgánicos son recibidos por los propagadores quienes siguen los protocolos y están en capacidad de reproducir en manera incremental lo que los obtenedores han logrado. Así sale al mercado una planta con garantía de inmunidad.



Cultivos en sala limpia.


La Sala Limpia es la fase en dónde se instala el material vegetal antes de trasladarlo al vivero. Se trata de un lugar protegido, contra cualquier elemento potencial de enfermedad: «La sala limpia, dice Inés Mataix, es el corazón de los trabajos de un laboratorio de cultivo in vitro, es la sala más aséptica, es lo más equiparable a un quirófano hospitalario».

Esta es por su naturaleza el área más aséptica. «Es el lugar a donde se traslada los vasos de vidrio con los pequeños renuevos desde la sala donde normalmente las tenemos. La Sala Limpia es una cámara de crecimiento en donde los tallos con sus hojas están dentro de una cadena de flujo laminar, en contacto exclusivo con aire estéril». En tales condiciones se controla iluminación, temperatura y humedad. En esta instancia se dispone de nuevo alimento con el que miles de brotes jóvenes se sustentarán con todos los nutrientes.

Una planta de cereza en su historia In Vitro, tiene inscritas dos fases: una de aclimatación y otra de endurecimiento: «Luego de que abandona el entorno controlado estéril, es instalada durante 21 dias, en su fase de aclimatamiento. Requiere enseguida un proceso de endurecimiento en un invernadero que según las instalaciones que se utilicen y el momento del año y el destino de la planta pueden durar otras cuatro, cinco o seis semanas, para adaptarse a las condiciones externas normales», explica la ingeniera Mataix.


Cuando el amor se escribe entre injertos...


 

Todo surgido desde la pasión por la biología y por la ecología. Dos esposos han dedicado a los viveros sus programas de vida: Inés Mataix y Pedro Sánchez. La pareja tiene una herencia, y esta es, el conocimiento abundante como legado de Francisco Sánchez, el padre de Pedro, un veterano quien ha dedicado su vida al ejercicio de su magisterio botánico, entre esquejes e injertos. El suegro es definido por la ingeniera como hombre de sabiduría práctica, de talante dialogante, «quien ha sembrado en nosotros la semilla del amor por las plantas y por el trabajo bien hecho».

Ines Mataix es excepcional en muchos sentidos y uno de ellos es su honradez al reconocer la fortuna de tener al marido que la acompaña. De él, la agrónoma dice: «Él es la parte más visionaria del equipo, y yo, la parte más ejecutora». Fue él quien tuvo la idea de crear el laboratorio In Vitro, durante 2009 y quien la alentó a iniciar su emprendimiento. «Los dos tenemos la misma ilusión uno tira del otro. Somos un buen equipo, que da sentido a nuestras vidas, al menos en esta época».


Movilización de material vegetal...


 

Cuando la movilización vegetal es de un país a otro, debe existir un laboratorio receptor acreditado que garantice la inocuidad y la continuidad del trabajo realizado. La modalidad: laboratorio productor - laboratorio receptor, es fundamental en el comercio internacional. Así es posible, por citar un ejemplo, que un albaricoquero de Murcia, España, puede ser recibido en cualquier país de Latinoamérica y preservarse en condiciones óptimas tanto fitosanitaria como genética hasta que dé sus frutos.

Los científicos de la incipiente actividad In Vitro en España, se integran en Sociedad Española de Cultivos Vegetales. En dicha agremiación construyen redes de colaboración. Sus miembros se reunen cada dos años. Un objetivo es lograr mayor difusión e incentivar el conocimiento de este campo para que sea una tecnología al alcance de las próximas generaciones. Dentro de esta comunidad científica se estimula la promoción de nuevos enfoques investigativos y se pone en común los trabajos realizados. En el intercambio académico se posibilita, además, el conocimiento de nuevas tecnologías así como los acercamientos para la adquisición de patentes.

En Murcia el proceso In Vitro ha servido para recuperar el trabajo agrícola que ha escaceado en los últimos años. «Estamos en una comarca en donde no hay un tejido empresarial para la gente joven. Ayudamos a fijar un poco la población y a que no formemos parte de la España vaciada, y generar oportunidades de empleo y de aprendizaje, es algo en que todos ganamos. Hemos facilitado la inserción de mujeres, con hijos, y de aquellas que tienen que cuidar a un familiar. De alguna manera tratamos de conciliar la vida familiar y la vida laboral»