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En tributo a doña Isidra Gutiérrez...


La archivera camina por las calles de Sevilla. Dentro de su aparente pequeña empaquetadura se desplaza una doctora en historia y una profesora de archivística. Es directora del Archivo General de Indias de Sevilla. En rigor, es la cuidandera mayor. Su tarea es proteger la memoria documental de hispanoamérica en los períodos comprendidos entre conquista y colonización del continente. La documentación centenaria a favorecer está escrita en cartas, en ordenanzas; dibujada en relatos cartográficos, trazada en planos; es la historia soportada en papel y en pergaminos. Esther Cruces tiene la responsabilidad de continuar en la salvaguarda de la institución que cuenta con 236 años de existencia.

Tiene cuatro meses en el cargo. Va a encontrarse con el edificio que es enclave de ochenta millones de folios guardados allí para prevenir su desintegración desde 1875. En las edificaciones del archivo están, además documentos autógrafos de personalides prominentes.

Su oficio consiste en sostener y en mejorar la labor de sus antecesores, en este bien patrimonial de la Humanidad.

En el mismo lapso de la entrevista, en Bogotá, los naturales del pueblo Misak derribaron la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de la capital colombiana. Lo mismo hicieron al sur de Colombia, en donde tumbaron el bronce de Sebastián de Belalcázar, fundador de Popayán. Tirando de cuerdas y desenclavando pernos, los ancestrales replicaron la forma en que se ha hecho la historia. Con tales acometidas dieron contestación a los genocidios de los conquistadores.

Esther Cruces es la quinta mujer en alcanzar la dirección de Archivo General de Indias.

Ha estado próxima a la memoria de los viajeros que comian los pescados sumergidos en salmuera. Ha vivido los corajes navegantes.

La mujer de archivos se levanta en cada mañana a cuidar las fuentes de la historia; no sólo por las historias descubiertas sino por las que se habrá de descubrir...

"La primera vuelta al mundo" se reveló en su alucinación ante Esther Cruces como directora del Archivo Provincial de Málaga. Por su labor archivera estuvo atenta a los papeles que dieron fe del aprovisionamiento de cinco naves que participaron en la aventura de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Ha cuidado los contratos de compras de anchoas, (esos peces azúles) destinados a la tripulación de la célebre circunvalación que inició en 1520. Ha ojeado la empresa naval que terminó por casualidad y por la cantidad de sus desgracias, convertida en proeza de la navegación que confirmó la redondez de la tierra. La matrona de archivos ha tenido a su alcance esos papeles de aquella gesta de la que sólo sobrevivieron 18 hombres y que retornaron en la última nave que les quedaba y que volvió con sus maderas desnutridas, a su punto de partida tres años años después.

La archivera se ha aproximado a las apuntaciones de cientificos de abordo y a las memorias de cronistas de viaje.

El fondo documental del Archivo General de Indias alberga nueve kilometros de documentos. En el ocaso del siglo XVIII, cuando se fundó el Archivo, el papel se cuidaba, más que todo, del agua. El archivero vivía pendiente, por orden de su soberana majestad, de que no hubiera goteras, ni humedades en los muros. Parte del trabajo del director, consistía en hacer las obras que evitaran incendios que destruyeran el invaluable conjunto testimonial. Gracias a esas precauciones, están abiertos a la consulta pública.


Salvar la historia, cuente lo que cuente...


Con sus 165 centímetros de estatura cuida de ochenta millones de folios. Accedió al cargo por concurso de méritos mientras se desempeñaba como directora de Archivo Histórico Provincial de Málaga, cargo en el que llevaba 19 años.

La archivera malagueña se dedica a la tarea de los siglos: «Cuidar no acaba nunca». La académica asciende sobre la escalera imperial, como matriarca y sapiensal de papeles añejos. Se ha forjado en olores antiguos y en los avances de la ciencia archivística. En su carrera, ha sido la primera directora de Archivo General de Andalucía, y directora del Archivo Provincial de Córdoba.

La archivera se desempeña en procedimientos comprobados experimentalmente. Como directora acata los principios internacionales avalados por el Consejo Internacional de Archivos.

La directora es como si fuera, al mismo tiempo, marinera, y también, guerrera. Así eran los viajeros españoles que se embarcaron a cruzar el Atlántico. «Cuando empecé tenía 24 años, una mujer joven todavía, donde los hombres dominaban los puestos directivos. Eso me forjó el caracter. No me molesta pelear y seguir peleando, y sobre todo, sigo peleando porque todos los archivos sean bien conocidos por la ciudadanía».

La maestra de archivos entrega parte de su existencia a los legajos que sobreviven acorazados en una atmósfera monumental; entre aquellas recias columnas, arcos, ladrillos rojos y cortes de mármoles en la construcción que se inició en 1598.


Papeles para el esclarecimiento... Gestión de ingenierías y administración.



Por los archiveros, y por quienes trabajan con ellos, se esclarece la vida y los orígenes de hispanoamérica en sus matices de epopeya y de barbarie. Se revelan cartas dirigidas a reyes con intrigas, quejas y pormenores. Se resguardan rúbricas con tragedias, narraciones de cosas menudas, relaciones de fiestas populares y misivas sobre aniquilación de imperios.

«Existen numerosas situaciones que enternecen que reflejan penurias, enemistades, litigios criminales». También deduce: «La naturaleza humana no es que haya variado mucho desde entonces».

El Taller de Restauración es un callado protagonista, dentro de Archivo General de Indias. Para esta sección, la especialista utiliza un lenguaje metafórico: «El documento más enfermo puede pasar por la enfermería o hasta el quirófano si es necesario». Describe: «Son cargas de correspondencia que iban en los navios, con imprimación de seda para que no se mojaran».

El archivo está localizado en lo que fue Casa de la Lonja de los Mercaderes. La humanidad de Esther Cruces transita entre estantes hechos en listones de caobo. Dicha madera resiste a los siglos y también a los insectos. Esas tablas bien cepilladas por carpinteros antiguos comunican con el pasado.

La directora pasa, a veces en compañía de un vigilante, cuando no hay público y todos los empleados se han ido. Quiere ver cómo marcha todo. Experimenta un acto de privilegiada obligación: un gran edificio de la historia le permite el disfrute en soledad, en compañía con los documentos.

En Archivo General de Indias también se desarrolla gestión tecnologíca, es una fuerte combinación de ingenierías y esquemas administrativos.

Los archivos conducen a cuestiones, ¿Cómo se hacía el papel?. Traslada la imaginación a molinos papeleros, en donde los antepasados procesaban la pasta vegetal. En esas fábricas artesanales los trapos de lana se convirtieron - tras minucioso proceso -, en delgadas láminas, luego de ser blanqueados con cenizas de madera. Una vez era laminado aquel amasijo, los papeles eran puestos a secar hoja a hoja, igual que ropa, en largos tendidos... en donde inciaban su viaje a sucesos incontados.

Pero además dice Esther Cruces,«No sólo era eso, eran las herramientas con que se escribía» . Se refiere a plumas, a tintas y a tinteros.

La archivera tiene también en su cuidado, documentos soportados en papel de arroz, material quebradizo fabricado en Filipinas.


La autorestricción a la curiosidad...



Carlos III fue consecuente con su formación intelectual. Dispuso, sin prejuicios que favorecieran a la madre patria, la organización de los archivos con fines de estudio. La voluntad del soberano fue que la historia se hiciera basada en registros fiables y no en rumores.

«La historia no se hace con lecturas o divagaciones o cuestiones noveladas. Por tanto hacia aquel monarca y a José de Galvez, Ministro de Indias, nos queda rendirle nuestra admiración. Fue una decisón que sirvió de modelos a la creación de otros archivos en el resto de Europa».

«No puedo dedicarme a curiosear». No tiene tiempo para dejarse llevar por las tentaciones que ofrecen las lecturas de aquellos folios. Debe controlar la avidez por saber. Dice que no ha abandonado su parcela como historiadora.

La maestra pone las cosas en su sitio: "Los archiveros no descubrimos hechos; los hechos los descubren los historiadores".



Entre los muladares y la gloria...


Las narraciones de la maestra describen la evolución del cuidado del archivo. Hemos llegado al empleo de la fotografía como herramienta, luego a la utilización de microfilmación, y en manera reciente al documento electrónico. En la actualidad los fondos documentales se protegen con unidades de control de humedad y de temperatura. Los papeles se preservan de colonias de hongos. Con Esther Cruces trabaja un conjunto de personas que ella llama, "Un gran elenco de profesionales".

Por su trabajo en el archivo malagueño pudo experimentar las travesías incómodas de las primeras migraciones masivas hacia un mundo desconocido. Eran viajes de tres meses. En la estrechez se dormía, se vivía y se trabajaba. Existen escritos de cabreos y de violencia.

Las memorias de los escribientes que viajaron en las embarcaciones permiten reconstruir ambientes nauseabundos durante las navegaciones. Según lo comunica el historiador Pablo Pérez Mallaina* «Los barcos de sus majestades primero se olían antes que verse».

Hay especialistas que concluyen que el suministro de licor era una manera de tener animada y apaciguada a la tripulación. En los reducidos espacios navales, bajo los cordajes había lugar para panderos y tambores, lo que sugiere momentos de tonadas durante las travesías. Al parecer se cantaba durante los largos trayectos sin bañarse, en las que el agua para beber era mínima al extremo. Se ha calculado que cada persona no tenía más que un metro y medio de espacio en una embarcación. Los caligrafías incitan a imaginar escenas de barcos convertidos en artesas tumultuosas.

La mayoría de los viajeros, que se calcula, fueron entre 10.000 y 16.000 por año, según lo ha descrito la historiadora, eran analfabetas y antes de emprender la navegación a mundo desconocido:«Se acercaban a las escribanías públicas para dejar regulada su vida, sus contratos, sus matrimonios. Así dictaban sus voluntades». Por si no volvían, los migrantes de aquella época también consignaban sus plegarias e invocaciones...


Texto: Noticias Colombia - Nelson Sánchez A


* Catedrático en Historia de América Universidad de Sevilla.
*Mapa de 1699 del Río Mississippi realizado por orden Louis-Armand de Lom d'Arce de Lahontan, Baron de Lahontan.
*Fotos cortesía Archivo General de Indias -
*Barco de Magallanes- Dibujo Sergio Arango - web.www.xlsemanal.com