En Irán, los trenes se detienen durante la hora de las oraciones. Es parte de la vida del país que ocupa el puesto 26 en las economías del mundo. En el rico terrritorio, productor de gas y de petroleo, los hombres evitan mirar a las mujeres, por considerarse falta de respeto.

Allí los adivinadores, los lectores de la suerte no tienen futuro, la cartomancia y la lectura del tabaco están prohibidas.

Marina Galvis, miembro de la Confesión Islámica Ahlul Bayt Colombia, comenta que en Irán existen playas solo para mujeres, no para aislarlas sino para dignificarlas. Cuenta que por las calles hombres y mujeres caminan separados. Ellas no usan tacones.

Transitan en el mundo en el que es imposible encontrar bares o tabernas. Las leyes establecen prohibiciones frente a todo aquello que afecte a su sociedad y a la familia. El cumplimiento de estas normas es vigilado por la policia de la moral.

En lugares públicos, se encuentran alcancias para ayudar a los más pobres. Los iraníes tienen un alto sentido de la caridad. Durante Ramadán depositan el Zakat, y pagan un impuesto con destino a huérfanos y a viudas.

Los chiitas residentes en Colombia, no superan la conmoción por el asesinato del General Qasem Suleimani, durante la administración Trump dan testimonio de que el misil norteamericano disparado contra él, a quien esta comunidad define como " muy amado por su pueblo " y "hombre de paz que luchó en contra del terrorismo del mal llamado Estado Islámico". Luego de su trágico final se convirtió en martir.

Tras aquella muerte los iraníes se unificaron y se , fortaleció al gobierno del país persa ante su propia opinión pública, entre tanto que puso en evidencia el desacuerdo en una parte del Congreso de los Estados Unidos. Frente a la acometida armada afloraron fuertes divergencias entre los norteamericanos. Un senador calificó el ataque como "chapucero". En cuestión de horas, y en medio del dolor y del repudio de los iraníes se dieron las creaciones artísticas que colocaron a Qasem Suleimani en brazos del profeta Mahoma.