Los chinos, invierten en Colombia. En China se esfuerzan por aprender a hablar en español, idioma extranjero, que después del inglés es el más estudiado en el pais de la Gran Muralla. Colocan su dinero en infraestructura, en tecnología, en manufactura inteligente y compiten por contratar los megaproyectos.

Es una contundente demostración de movilidad histórica, ya que a mediados de la década de 1970 los gobiernos colombianos vacilaban para relacionarse con China, por ser declarado el país del rio Amarillo, un país comunista. Fué evidente que los mandatarios colombianos seguían la corriente occidental en favor de mantener aislado al país asiático. Aun así, desde sus tradiciones, los chinos encontraron la manera de integrarse con el mundo y fue a través de las asociaciones de amistad como comunicaron sus valores y sus sistemas de creencias. Así con un poder suave destaponaron el bloqueo.

"La República Popular China realizará importaciones por ocho billones de dólares americanos", ha anunciado el Gobierno de ese pais. Esto despertará el mayor interés en los líderes mundiales, que con pies ligeros van a exhibirle al gigante toda su oferta exportable.

La sola declaración de sus compras, por sí misma, incrementa su actividad comercial y estimula el flujo de visitas hacia su país, promueve la actividad interuniversitaria y hasta el turismo a sus monasterios. Fruto de esa curiosidad es que diez universidades colombianas abren sus espacios a festivales culturales, en sus aulas dedican clases express de mandarín, dan cursos de caligrafía china, y en sus ambientes académicos autorizan conferencias sobre medicina tradicional y acupuntura; en sus facultades, estudiantes de nacionalidad colombiana, realizan foros sobre las perspectivas económicas para la ruta de la seda; igual en el lado chino, se empiezan a apasionar por bailar salsa y por la música vallenata y a interesarse por lo que pasa fuera de sus fronteras.


La difusión de la cultura como penetración


En la condición de pueblo alejado, la difusión de su cultura se convirtió en poderosa herramienta de conexión con otros pueblos, la presencia de su mundo porcelanizado, y sus pagodas en miniatura, hicieron más que si existieran misiones diplomáticas, aunque el mundo no se enteraba de lo que pasaba con esa revolución de puertas hacia adentro.

Occidente sabía de una población china montada en bicicleta y millones de trabajadores vestidos con ropas del mismo color. En ese contexto, en 1977, se creó la Asociación de Amistad Colombo-China. Así aparecieron durante el siglo XX, las revistas editadas en todos los idiomas que sorprendían con las imágenes provinciales de jovenes contorsionistas, que sostenían frágiles jarrones de porcelana. Esas publicaciones con fotos retocadas mostraban a equilibristas y acróbatas con la habilidad de sostener torres de sillas en la frente.

Los laboriosos dragones entraron en Colombia con su oficio gastronómico. Llegaron flacuchos, dedicados y antipáticos, sonrientes y raquíticos; llegaron a vender chop suey, y a poner en sus menús preparaciones agridulces. Trajeron su educación en la amabilidad, el respeto, el orden y la honradez.
Se mantuvieron con su distancia, casi sin saludar, en sus cocinas se pusieron a picar apio y zanahorias. Hoy, el país que dejaron aquellos migrantes cocineros ha cambiado; la economía planificada ha dado paso, en manera progresiva a la iniciativa privada, con un modelo económico singular, el socialismo de mercado y en sus ciudades se encuentran restaurantes enormes con ochocientas mesas.

Según Jaime Moreno García, en China ya se cuentan 48 millones de multimillonarios, un número poco significativo en una población de 1395 millones de habitantes, pero que resume la transformación. Lo que ha sucedido es que China, después de la muerte del "gran timonel", -Mao-, con la transición liderada desde el cauteloso Deng Xiao Ping, evitó una división, en comunistas y capitalistas, en reformistas y conservadores, en partidarios del libre mercado y de la economía estatal; los líderes evitaron polarizaciones -que de agravarse-, habrían hundido al país en la catástrofe , y habrían privado al mundo de crecimiento económico.


Sobre cárceles y culinaria


Jaime Moreno García, presidente de la Asociación de Amistad Colombo-China describe al pais asiático como un país muy seguro: "Porque nadie roba y porque quien lo hace, ya sabe que es condenado a pena de muerte". Con todo, y que ya sabe qué es lo que espera a los narcotraficantes en China, Moreno García señala que la Asociación tiene conocimiento de ochenta y cuatro colombianos detenidos, por tráfico de sustancias ilícitas, en cárceles de China.

Los migrantes chinos dejaron aquellas tierras en donde la carne de pato lacado es el plato nacional, preparado con vinagre, con curry y con jengibre, al horno forma una piel tostada. Existe una ciudad dedicada al levante del pato, en sus criaderos hay doscientos millones de estas aves. Jaime Moreno cuenta que los campesinos levantan los patos en las inundaciones de arroz, dice que es un ciclo, que esas palmípedas les ayudan al control biológico porque comen los insectos que hacen daño a los cultivos.
Cuenta Jaime Moreno, que las visitas son atendidas con platillos, y que, según la importancia o el cariño por los huéspedes, los anfitriones pueden servir en la mesa, a sus comensales invitados, hasta 36 platillos. Son pequeños manjares preparados con picadillos de vegetales y de carnes.

Algunos migrantes llegaron a Colombia a fabricar calderones mongoles para hacer los caldos y estofados de cordero. Con su filosofía de los elementales se situaron en las ciudades colombianas. Hablaron las palabras necesarias. Vendieron sus objetos para atraer la buena suerte y la prosperidad. Trajeron una arraigada convicción del tiempo como recurso irrecuperable, y que, por eso, no lo desperdician. En sus actividades, exhibieron como fortalezas de su trabajo; constancia y disciplina. Los migrantes poco conversadores provenían del pais de las montañas de Dalian en donde se quema a sus muertos. Se entregaron a sus silencios.


Niño Jesús hecho en China


A mediados del siglo XIX, familias cuyos miembros eran herméticos, cruzaron el Pacífico y dejaron el mundo de Sichuan, el territorio de los pandas; navegaron los chinos para hacerse a los buenos negocios. Primero arribaron al puerto de Buenaventura, trajeron horóscopos en mandarín y filosofía de las Odas de Confucio en cantonés.Trajeron los relatos sobre la tumba de Confucio en donde yace enterrado el filósofo junto a sus generaciones de 200000 descendientes. Aquellos migrantes comenzaron con restaurantes precarios, hebillas, chucherías y maravillas de porcelana, que llegaban de los barrios de artesanos de Beijing. Para muchos colombianos fue la presencia de sus enigmas, con ellos venían sus historias de ahorro, de miserias y de hambres prolongadas.

A mediados del siglo XX compraron edificios en el centro de Bogotá e inundaron a Colombia, como al resto del continente con sus mercancias de todo tipo. Era el reflejo de China que viviría la transformación de su mundo cerrado, que pasaría de la revolución proletaria de Mao Zedong y daría el salto a la mundialización comercial con Deng Xiao Ping hasta convertirse en la segunda economía del planeta. Sobre los diferentes artículos que se producen en la potencia de Asia Oriental, Jaime Moreno, dice: «Ellos producen imitaciones de mala calidad, de regular calidad y de excelentísima calidad».

Es el transcurso de la política que se ha movido con tacto de algodón en los foros internacionales, que interpretaron a los occidentales y conquistaron sus mercados. En la actualidad República Popular China pregona: "Un mundo pluripolar, sin hegemonías imperiales y en favor de la paz mundial". El discurso oficial dice que la potencia asiática estimula: "La construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad".

Son cuidadosos observadores, no son creyentes de las tradiciones de occidente, y sin embargo, son los grandes proveedores de sus festividades navideñas; surten al mundo con sus instalaciones de luces de colores, de árboles, de globos y de figuras de Santa Claus que se venden por millones en Estados Unidos, a Colombia llegan pesebres y el Niño Jesús Made in China, reproducen por millares a san Francisco de Asís en moldes industriales, y envían cristos y vírgenes.


La llegada de Chinos a Buenaventura


Según explica Jaime Moreno, presidente de la Asociación de Amistad Colombo China, durante la época de Mao Zedong se crearon 700 organizaciones de este tipo en todo el mundo. En Colombia los fundadores que se anticiparon a este tiempo fueron Jorge Cárdenas, Pepe Gómez, Fausto Cabrera, Luis Villar Borda. Ellos tuvieron la visión de fundar la Asociación de Amistad Colombo China. Desde su creación de la entidad ha visto como China ha duplicado cuatro veces su Producto Interno Bruto (PIB).

En la actualidad, esta es una organización reconocida y bien estimada por el gobierno Chino, al punto de que siendo vicepresidente, Xi Jinping, en su visita a Colombia, quiso compartir con sus directivos. El ahora presidente, Xi Jinping, quiso saludar la actividad de esta organización que ha llevado a diez mil colombianos a la ciudad prohibida, y a profundizar el intercambio, en diferentes áreas.

Sobre aprender el idioma chino - dice Jaime Moreno - «La cosa es que el mandarín tiene 80000 ideogramas, y uno ya está muy viejo para eso».

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El pulso de una guerra comercial.



La confrontación comercial entre China y Estados Unidos centró el interés mundial en las contramedidas de uno y de otro gobierno. La balanza de exportaciones entre Estados Unidos y China favorece a los asiaticos, en proporcion 3,5 a 1. Frente a eso, el presidente Donald Trump anunciaba el alza de aranceles de US$ 250.000 millones a productos chinos, pero los continuos anuncios proteccionistas del mandatario norteamearicano no fueron asuntos que llenaran de euforia a sus compatriotas, entre ellos los agricultores de soya y los criadores de cerdo; todo lo contrario, pensaban en que las medidas de su presidente traerían severas respuestas por parte de China y que el efecto final terminaría perjudicando a su propio comercio, y encareciendo.

Los pulsos en realidad han mostrado hasta dónde fue capaz de llegar aquel pueblo que años atrás se asomaba tímido al mundo con el primor de sus piedras de jade, y sus jarrones de esmalte. Fue la transformación política de un pueblo que entendió que los negocios eran la mejor vía de expansión, y que ahora está convertido en un jugador de alta incidencia en el nuevo orden mundial.

Entre los recuerdos de Jaime Moreno está los de la celebración de los setenta años de la revolución. Rememora que a los invitados de las asociaciones de todo el mundo les ofrecieron la suculenta cena en una vajilla bañada en oro, herencia de los emperadores...


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