Carnaval y perdón
... lección de paz
Cada año durante el lunes anterior al miércoles de ceniza en el Sibundoy, en el sur de Colombia, en el límite de Colombia y Ecuador se da inicio a un carnaval singular, en el que el principal objetivo, es perdonarse, por las ofensas. Entonces se juntan los vecinos y los familiares y se extienden saludos y se busca a todo aquel a quien se haya ofendido. "Comenzamos a darnos la paz, a perdonarnos entre hermanos, familiares y amigos y a darnos la paz". Cuenta Heriberto Chindoy, habitante de la Comunidad Kamentsá.
El diàlogo con el Taita Marcelino Chindoy, es también un recorrido por su cultura, y sus tradiciones. Conversa en tono tranquilo, en un tono prendado de preocupación por las cosas Los platos y las cucharas elaborados en madera por los artesanos de la Comunidad que los artesanos ya no hacen.
Al primer hombre que se puso pantalones en la Comunidad Kamentsá le dijeron "el calzonado". Era una mezcla de mofa e indignación de algunos compañeros que estaban molestos porque estaban convencidos que los calzones eran un mal indicio de querer parecerse a los mestizos.
Muchas cosas fueron cambiando con el paso de los siglos. Su dios primitivo se perdió y adoptaron el dios de los cristianos españoles. El tradicional corte de cabello, lo remplazaron hasta en los niños cuando sintieron que sus hijos eran el motivo de burlas en los pupitres y en horas de recreo. Los padres empezaron a peinar a sus hijos como lo hacían los blancos. En casa de Heriberto Chindoy fueron diez hermanitos a los que hicieron nuevo peinado.
En 1960 Heriberto Chindoy, caminaba cuatro kilómetros para ir a la escuela. Tenía siete años. En aquel tiempo no existian los cuadernos de papel. Los escolares cargaban una pizarra, que era una especie de tablero y con una tiza copiaban los dictados. "Ríase. Cuando, llovía y se le borraba a uno la tarea y el profesor decía que uno no la había hecho. Entonces los profesores le daban a uno tres reglazos, ellos estaban autorizados hacer castigos físicos en los niños. O también nos ponian en la pared como castigo". - Cuenta Marcelino Chindoy-
Collares, ponchos, y asientos
En la ley tradicional en el cabildo san Francisco, hay un colegio bilingüe. Sobreviven las artesanias en Chaquira en las que son maestros. Como son diestros en la técnica para elaborar pulseras, collares y diademas.
Heriberto Chindoy habla en su lengua nativa y se esmera porque sus hijos la aprendan.
Explica que sobrevive el tejido de la ruana, en los telares manuales. Cada prenda puede ocupar dos dias de trabajo.
Otro legado cultural de los Kamentsá que sobrevive, son las máscaras talladas. Son esculturas que comunican expresiones faciales de diversos estados de ánimo, como las caras burlonas de los sibundoyes.
Los Kamentsá elaboran como trabajo artesano bancos que son famosos, bancos altos para los hombres, bancos bajos para las mujeres.
La Ley de los fuetazos
Heriberto Chindoy, ha sido concejal siete veces, y en este tiempo le ha correpondido aplicar la ley, "A la hora de hacerlo, no importa quién sea, así sea un familiar, si la embarra y el castigo que le corresponde son veintidos fuetazos, pues eso toca darle. Se castiga muy duro por ejemplo, al hombre que llega borracho a pegarle a la mujer".