Rituales y medicamentos.
La palabra, fe, que es una incrustación del catolicismo en la lengua kamtsa, resignifica un poder del magnetismo espiritual y el pensamiento sacral-mágico. En la farmacía botánica de Marcelino Chindoy, se encuentra la variedad de medicamentos, que conectan con el misterio: el carioquito morado, pezuñas y aceites, cuernos y pieles de animales.
El inventario de males que son curables es grande: ulcera gástrica, hemorroides, cálculos en la vesícula, migraña, tensión alta, barros, espinillas o anemias y de ahí en adelante...
Marcelino Chindoy quiso estudiar medicina, sino que paró porque pensó que, a quienes había que educar era a sus hijos. –Curo sin tocar-, dice
“Le soplo – le acomodo la suerte”. todo en una relación cercana con la tierra.
"Uno se cree con el poder"- dice -
En el mundo de la tradición y de los espíritus Marcelino ha leído sobre el funcionamiento del cuepo, ha buscado capítulos de anatomía y se ha aproximado a la fisiología. Su lenguaje, como en un papiamento, se forma en los términos de la ciencia como trigliceridos, y los de uso común, disfunción, impotencia y frigidez, palos y cortezas, aceite de oso y aceite de serpiente.
Toma con seriedad la explicación sobre espíritus malignos que dañan al ser humano. Recibe a señoras que llegan a consultar con franqueza sobre flujos imprevistos, y a los caballeros que preguntan por el guacha viril o cusumbo compuesto porque necesitan estar como mástiles en su próxima relación sexual...Marcelino Chindoy les tiene el remedio.