El arte como recurso pedagógico. La pintura como fuente de pensamiento inspirador a los emprendedores. Las paredes cubiertas con Impresiones en gran formato con las obras de Vicent Van Gogh, Auguste Renoir, Camile Monet, Auguste Rodin, que embellecieron las paredes del Centro de Innovación y Emprendimiento de Universidad del Rosario. Los impresionistas juegan el rol de recursos didácticos. Su estética puesta en escena como proposición y como transformación del pensamiento empresarial.
Los estudiantes rosaristas tienen en las paredes universitarias las posibilidades de apreciar la magnificiencia de un arte, y de experimentar la humanidad de los genios. El ejemplar muestra a los artistas que se sobrepusieron a las incriminaciones de ser deformadores de la realidad, de ser tergiversadores, y de plasmar en sus lienzos sentimientos desequilibrados.
El proyecto conecta el arte con la creatividad productiva. Alejandro Cheyne en este "emprendizaje" -palabra del rector-, expresa cómo se puede ver más allá de lo evidente. "En el caso particular de los emprendores, vemos cómo, permiten que una "pincelada" dé luz a un proyecto empresarial". Las pinturas proyectan las afinidades entre los pintores artistas y los emprendedores.
En la pedagogía en un salto propedéutico que pasa de las paredes a las aulas, y de las aulas a un libro: El arte de emprender. En este caso los maestros impresionistas, cuyo origen remonta a 1874, se comportan en Universidad del Rosario como incitadores de acciones de formación, que desemboca en un volumen de 130 páginas, escrito al registro de tres pensadores Margarita Guzmán Bejarano, Andrea Avila y Alejandro Cheyne. "Es una conexión del emprendimiento del arte y la cultura", así lo expresó Margarita Guzmán Bejarano en la presentación del trabajo en la pasada feria del libro.
Andrea Ávila, coautora de la obra, enlaza algunas manifestaciones del arte; teatro, música, pintura que son compartidas como experiencia de conocimiento. Este modelo pedagógico es, de paso, una aproximación filosófica, que llega en un momento en que, por ejemplo, en la educación básica y secundaria colombiana los abordajes de la poesía y expresiones del arte tienen limitaciones curriculares.
Alejandro Cheyne, rector de Universidad del Rosario, tuvo la motivación personal, de recibir en la infancia, y a domicilio, la influencia de los impresionistas, porque Cecilia García, su progenitora, le comunicó sobre las proezas de aquel grupo de pintores transformadores. Tal erudición casera unida a estudios y reflexiones ha conformado la base de sus razonamientos como pedagogo, como fundamento para compartir conocimiento.
El grupo académico estableció nexos entre la narrativa, la apreciación por el arte, el diseño, la industria editorial y el acontecimiento empresarial. De cierta manera, los negocios son embellecidos en el apoteosis del arte. Así los coautores exponen el emprendimiento como desarrollo de creatividad.
El tomo sitúa a los empresarios en el vacilar de sus emociones, en las ocilaciones del azar y en su determinación, hasta llegar a la orilla. De rebote, los estudiantes se aproximan a los impresionistas en la magnificencia de sus cuadros, comprenderán que además del brote creador, aquellos genios tuvieron etapas de depresión anímica. En el acto de pintar o lo que hoy llamamos "empresa de creatividad", los impresionistas acometieron en su actividad hasta alcanzar una influencia global.
En varias situaciones, los creadores impresionistas vieron comprometida su subsistencia. Vicent Van Gogh, por citar un ejemplo, - según se desprende de las cartas del artista a su Hermano Théo-, vivía en un trajín constante entre sus estudios sobre las formas y el color. Buena parte de su existencia, estuvo en la escacez de dinero para costear los servicios de una modelo, o las dificultades para pagar el alquiler de una habitación o de un estudio. Sintió el desánimo y, en contraste, desarrolló un trabajo permanente, como trasfondo de su invencible fuerza creadora.
En el caso del pintor de Los Girasoles, dio significación a su obra, al punto que en manera póstuma, vino el reconocimiento que colocó a Vicent Van Gogh en la punta del obelisco del arte universal. Apreciar su obra, dicho en términos de este tiempo, es acercarse a la gestión de sus ansiedades.
La coautoria editoral contiene las narraciones de doce empresarios pertinaces. Los textos se pueden leer como "salir adelante", como "trascender", o " manifestaciones del ser ", o como, una hambrienta búsqueda de realización personal.
Los coautores exaltan el hecho de; "Pensar fuera de la caja". Alejandro Cheyne expone los argumentos que el emprendimiento es para todos, que es derecho y una obligación social.
Los entrevistados son nombres consagrados y figuras nóveles relatadas en las cronologías emprendedoras y acompañadas por las pinturas inmortales. Los empresarios cuentan sobre sus momentos aciagos, y narran además sus reinvenciones.
El modelo instructivo de El Arte de Emprender es ornamentado con los lirios en el jardin de Monet, y, el almuerzo de los remeros de Renoir.